Northwestern Michigan

Una experiencia educativa internacional pensada para el futuro

El Culinary Institute of Barcelona (CIB) acogió a un grupo de estudiantes de la universidad Northwestern Michigan que llegaron a Barcelona desde Estados Unidos para una experiencia educativa intensiva de dos días. Esta inmersión no solo les permitió conocer la cocina catalana y española desde dentro, sino también experimentar de primera mano la metodología del CIB, donde la creatividad es mucho más que una herramienta: es una actitud ante el aprendizaje, la cocina y el futuro profesional.

El reto

Activar el potencial creativo

El programa, desarrollado específicamente para un grupo de entre 14 y 20 estudiantes con formación previa en cocina, tuvo lugar los días 21 y 22 de mayo de 2025 en el campus del CIB en Barcelona. Concebido como un puente entre culturas y formas de entender la gastronomía, el objetivo principal era activar el potencial creativo de los participantes, enfrentarlos a nuevos retos culinarios y abrirles la puerta a una forma distinta de aprender, pensar y cocinar.

A través de un enfoque experiencial y colaborativo, el programa ofreció herramientas reales para que los estudiantes pudieran fortalecer sus capacidades de liderazgo, trabajo en equipo y resolución creativa de problemas, todas ellas habilidades clave en el panorama gastronómico contemporáneo.

Día 1

La creatividad como herramienta de liderazgo

La primera jornada estuvo dedicada íntegramente al desarrollo de la creatividad como habilidad profesional. Comenzó con un Bootcamp de Creatividad, impartido por uno de los docentes expertos del CIB. En esta sesión, los estudiantes conocieron cómo el pensamiento lateral y el diseño creativo se integran en los procesos culinarios para generar propuestas originales, disruptivas y con sentido.

La sesión no solo inspiró, sino que también desafió. A continuación, los participantes se enfrentaron a un challenge en equipo, una dinámica propia del modelo pedagógico del CIB. El desafío les obligó a colaborar, comunicar, investigar y tomar decisiones en un entorno de presión positiva. La creatividad, lejos de entenderse como un talento aislado, se convirtió en una herramienta estructurada, cultivada y puesta al servicio de una solución real.

“La creatividad es el lenguaje con el que los líderes del futuro expresarán su visión. En el CIB, enseñamos a hablar ese idioma desde la cocina.”

Día 2

Inmersión en la cocina catalana y española

El segundo día se centró en explorar la riqueza de la tradición culinaria local, desde una perspectiva activa y contemporánea. La mañana comenzó con una demostración magistral de cocina catalana y española, donde un chef formador del CIB compartió técnicas, ingredientes y referentes culturales clave para entender la identidad gastronómica del territorio.

Pero la experiencia no terminó ahí. Por la tarde, los estudiantes accedieron a las cocinas del CIB para una sesión práctica de creación culinaria, en la que reinterpretaron libremente lo aprendido. Sin recetas fijas ni soluciones prediseñadas, se les animó a aplicar su criterio personal, explorar combinaciones y asumir riesgos creativos, bajo la mentoría de chefs y docentes.

Esta combinación entre observación, análisis e intervención directa permitió a los participantes cerrar el círculo formativo con una experiencia completa, profesional y profundamente transformadora.

El proyecto en imágenes

Más allá de la técnica:

Creatividad como motor de cambio

A lo largo del programa, quedó claro que el objetivo no era simplemente transmitir conocimientos técnicos. El CIB propone una visión integral de la formación, donde la cocina se convierte en un vehículo para desarrollar la creatividad, el liderazgo y la sensibilidad hacia el entorno.

La creatividad no es una excepción en el aula: es el punto de partida. Es la forma en que se abordan los problemas, se diseñan soluciones, se lideran equipos y se innova constantemente. En un mundo donde lo técnico se aprende rápido, pero lo creativo marca la diferencia, esta experiencia permitió a los estudiantes vislumbrar su propio potencial transformador.

Este programa no solo dejó huella en quienes lo vivieron, sino que también refuerza el compromiso del CIB por abrir sus aulas al talento internacional, generar espacios de intercambio cultural y seguir consolidando un modelo educativo donde la creatividad no es un complemento, sino el núcleo de todo aprendizaje.